lunes, 23 de febrero de 2015

El amor que cambio al mundo

Hace algún tiempo asistí a un retiro con los jóvenes de mi iglesia y durante el viaje al lugar apreciábamos un hermoso atardecer lleno de colores y sabores, lo que nos llevo a preguntarnos ¿a qué sabrán las nubes? y unánimes contestamos algodón de azúcar— bueno al menos eso imaginamos.

Antes de llegar al lugar y durante el recorrido, no podía evitar disfrutar del paisaje, estaba inmensamente agradecido con Dios por regalarme ese lienzo increíble que pinto aquella tarde, colores radiantes, los rayos del sol atravesando las nubes, una paz que me arrullaba y una voz que me susurraba “TE AMO” una y otra vez.

Un amor que cambio al mundo. Estuve tratando de entender por qué muchas veces me he sentido solo y abatido, aun cuando Dios me pinta un inmenso cuadro sobre mi cabeza, solo recordándome cuanto me ama, y fue en ese momento en que vi a mi al rededor y pude ver de qué se trataba el amor: una fogata, una canción, un amigo, una rica cena, el sonido de las aves… estaba completamente rodeado del amor de Dios y recordé el Salmo 139 que dice: “¿A dónde me iré de tu Espíritu?” me quede sin palabras en ese instante, con lágrimas en los ojos.

Saber que Dios se hizo humano, se humillo y murió con la única razón de que tú y yo pudiéramos ser salvos es la máxima expresión de amor que existe. Siempre que pienso en el sacrificio de mi Jesús me viene a la mente la siguiente ilustración: Imagínate en un pantano, lleno de porquerías, con un olor insoportable y sin esperanza de salir de ahí y aún sin que tu lo merecieras, llega un Rey y te saca de ese lugar, te limpia, te viste con ropa nueva, te da un beso en la frente y con una sonrisa en su rostro toma tu lugar en ese pantano... eso hizo Cristo por nosotros (Fil 2:7), tomo tu lugar y sabes ¿por qué?.. por qué TE AMA y eres su especial tesoro, la niña de sus ojos.

Te invito a que puedas experimentar este amor, el único verdadero y eterno. 1 Jn 4:19 dice “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” así de bello y hermoso es nuestro Dios.

Ese amor que cambio mi vida, quiere cambiar la tuya; no huyas más y déjate abrazar por aquel que derramo cada gota de su sangre por amor a ti.

domingo, 18 de enero de 2015

Amor escrito con sudor y lagrimas

“Mi querida Bristol:

Antes que nacieras, oré por ti. En mi corazón yo sabía que serías un pequeño ángel. Y lo fuiste.

Cuando naciste, en el mismo día de mi cumpleaños, el 7 de abril, fue evidente que eras un regalo enviado por Dios. Pero, ¡qué regalo más maravilloso llegaste a ser! Más que tus hermosos balbuceos y tus mejillas rosadas, más que el gozo indecible de que fueras nuestra primogénita, más que ninguna otra cosa en toda la creación, me mostraste el amor de Dios. Bristol tú me enseñaste a amar.

Por supuesto, te amé cuando eras muy delicada y linda, cuando te diste vuelta y te sentaste balbuceando tus primeras palabras. Te amé cuando sentíamos el agudo dolor de saber que algo andaba mal, que tal vez no estabas desarrollándote tan rápido como los demás niños de tu edad, y también te amé cuando supimos que lo que te sucedía era serio. Te amé cuando fuimos de un médico a otro y de hospital en hospital, tratando de encontrar un diagnostico  que nos diera un esperanza. Y, desde luego, siempre oramos por ti incesantemente. Te amé cuando uno de los exámenes produjo que te extrajeran fluido espinal y te pusiste a gritar. Te amé cuando llorabas y gemías, cuando tu mamá, tus hermanas y yo íbamos por horas en el auto para ayudarte a que te pudieras dormir. Te amé, con mis ojos llenos de lágrimas, cuando, confusa, te mordías involuntariamente los dedos o el labio, y cuando te pusiste bizca y luego te quedaste ciega.

Naturalmente, te amé cuando ya no podías hablar, pero ¡cómo extrañe no oír más tu voz! Te amé cuando la escoliosis comenzó a torcer tu cuerpo como si fuera una “s”, cuando pusimos un tubo dentro de tu estomago con la comida, que te dábamos a cucharadas, tardándonos hasta 2 horas en cada comida. Pude amarte cuando tus miembros retorcidos me impedían cambiarte los pañales sucios. ¡Cuántos pañales! ¡Diez años cambiándote pañales! Bristol, incluso te amé cuando ya no podías decir las palabras que más anhelaba oír en esta vida: “Papi, te amo”. Bristol, te amé cuando me sentía cerca de Dios, y cuando Él parecía estar muy lejos de mí, cuando estaba lleno de fe y también cuando estaba enojado con él.

Y la razón por la que te amé, mi Bristol, a pesar de todas estas dificultades, fue que Dios puso su amor en mi corazón. Esta es la maravillosa naturaleza del amor de Dios, que él nos ama aun cuando estamos ciegos, sordos, o torcidos, en nuestro cuerpo o en nuestro espíritu. Dios nos ama aun cuando no podemos decirle a él que también lo amamos.

Mi querida Bristol, ¡ahora estas libre! Y espero ansiosamente ese día cuando, de acuerdo con las promesas de Dios, nos reuniremos contigo y con el Señor, completamente libres de imperfecciones y llenos de gozo. Estoy tan contento de que tú recibiste tu corana antes que nosotros. Un día te seguiremos, cuando él así lo quiera.

Antes que nacieras, oré por ti. En mi corazón sabía que serías un pequeño ángel. ¡Y lo fuiste!

Te ama, papá. “

Mientras leía esta carta escrita por un padre que experimento el amor en medio del dolor y la agonía, mi corazón me decía que ese amor era el que Dios tenia para conmigo y aún más grande, ya que entrego al amado del cielo, y lo vio ser azotado, maltratado, insultado y colgado en una cruz solo por amor a ti y a mí; ¿acaso hay más grande amor que este? ¿acaso este no es un amor verdadero y puro? No encontraremos tal amor en otro lado porque “…él nos amó primero” y es su naturaleza, y tú eres su especial tesoro.

Te invito a que puedas buscar un tiempo a solas con Dios, no importa el lugar ni la hora, ¿por qué sabes algo? ahora mismo está esperándote con los brazos abiertos y una sonrisa en su rostro, susurrándote “he esperado por ti todo este tiempo, solo para recordarte cuanto es que te amo”.

miércoles, 7 de enero de 2015

Propósito único

¿Para qué fuiste creado? ¿Alguna vez nos hemos preguntado por qué estamos en este mundo o por qué existimos? Como fan de los videojuegos hace algunos años, me imaginaba la vida como un nivel de Mario Bros donde tenía desafíos que cumplir y al final tendría una recompensa (aún siento que eso podría relacionarse con “rescatar a tu doncella”, pero eso será en otro tiempo). Lo importante de esta comparación es que siempre se tenía una misión que cumplir y solo había una manera y un jugador en específico que podía cumplirlo; y al igual nosotros fuimos creados con un propósito y solo nosotros somos los únicos que podemos cumplirlo, nadie más podrá hacerlo.

Hace un par de meses al fin leí “Una vida con propósito” de Rick Warren  donde resume en 5 puntos el propósito en general por el cual fuimos formados, invitándonos a encontrar el nuestro en Cristo. En Juan 17:18(PAR) dice “Así como me diste una misión en el mundo, también yo se las di a ellos” cuando Jesús está orando por sus discípulos y la pregunta es ¿Cuál era el propósito de Jesús en la tierra? Morir por nuestros pecados y darnos vida eterna, vida en abundancia, y no había nadie más que pudiera hacer esto, y no existía otra manera de hacerlo; vemos como durante la vida de Jesús, siempre tuvo presente su propósito en todo momento y glorificaba al Padre porque solo el merecía la gloria.

Algo que aprendemos de la vida de Jesús es su obediencia, aun cuando su misión no fuera sencilla hubo un factor importante llamado AMOR, amor por ti y por mí, por ese bello sacrificio y acto de obediencia hacia su misión es que hoy tenemos vida eterna. 

Ahora te estarás preguntando, pero ¿cuál es mi propósito en esta tierra? Simple, compartir lo que nos fue entregado (2 Cor. 5:18), llevar las buenas nuevas (Is 61:1), hacer discípulos (Mt 28:20).  Pero ¿De qué manera lo hago?¿En dónde? ¿Qué necesito? Si quieres conocer tu propósito único, por el que cual Dios te creo, no tienes que hacer gran cosa, solo preguntarle a él, escuchar y aceptar su voluntad; quizás Él te diga que fuiste creado para ser un gran evangelista en el continente asiático, que serás un excelente compositor y ministro de alabanza o que tu propósito es que tu vecindario conozca de la Palabra, no importa cuál sea, debemos recordar para quien es la gloria como Jesús lo hacía, siempre honrando al Padre sabiendo que no se trata de nosotros sino de Cristo y llevar vida donde no lo hay.

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Mateo 28: 19-20”

Tu misión da significado a tu vida.