Hace algún tiempo asistí a un retiro con los jóvenes de mi iglesia y durante el viaje al lugar apreciábamos un hermoso atardecer lleno de colores y sabores, lo que nos llevo a preguntarnos —¿a qué sabrán las nubes?— y unánimes contestamos — algodón de azúcar— bueno al menos eso imaginamos.
Antes de llegar al lugar y durante el recorrido, no podía evitar disfrutar del paisaje, estaba inmensamente agradecido con Dios por regalarme ese lienzo increíble que pinto aquella tarde, colores radiantes, los rayos del sol atravesando las nubes, una paz que me arrullaba y una voz que me susurraba “TE AMO” una y otra vez.
Un amor que cambio al mundo. Estuve tratando de entender por qué muchas veces me he sentido solo y abatido, aun cuando Dios me pinta un inmenso cuadro sobre mi cabeza, solo recordándome cuanto me ama, y fue en ese momento en que vi a mi al rededor y pude ver de qué se trataba el amor: una fogata, una canción, un amigo, una rica cena, el sonido de las aves… estaba completamente rodeado del amor de Dios y recordé el Salmo 139 que dice: “¿A dónde me iré de tu Espíritu?” me quede sin palabras en ese instante, con lágrimas en los ojos.
Saber que Dios se hizo humano, se humillo y murió con la única razón de que tú y yo pudiéramos ser salvos es la máxima expresión de amor que existe. Siempre que pienso en el sacrificio de mi Jesús me viene a la mente la siguiente ilustración: Imagínate en un pantano, lleno de porquerías, con un olor insoportable y sin esperanza de salir de ahí y aún sin que tu lo merecieras, llega un Rey y te saca de ese lugar, te limpia, te viste con ropa nueva, te da un beso en la frente y con una sonrisa en su rostro toma tu lugar en ese pantano... eso hizo Cristo por nosotros (Fil 2:7), tomo tu lugar y sabes ¿por qué?.. por qué TE AMA y eres su especial tesoro, la niña de sus ojos.
Te invito a que puedas experimentar este amor, el único verdadero y eterno. 1 Jn 4:19 dice “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” así de bello y hermoso es nuestro Dios.
Ese amor que cambio mi vida, quiere cambiar la tuya; no huyas más y déjate abrazar por aquel que derramo cada gota de su sangre por amor a ti.